PROYECTO "NO NOS OLVIDAMOS DE NEPAL" · VIAJE A NEPAL
¡Hola chicas!
Hoy en el blog nuestra Directora
Beatriz González va a contarnos su experiencia del viaje a Nepal que realizó el pasado
mes de mayo. Allí tuvo la oportunidad de prestar su ayuda personalmente a
través del proyecto de Olvido Madrid que ella misma creó, “No nos olvidamos de Nepal”.
El viaje es consecuencia de la
participación junto a la ONG “Sonrisas y Montañas” para ayudar a los niños
nepalíes afectados por el terremoto que asoló el país en 2015. ¿Por qué
elegiste este proyecto como primera acción solidaria de Olvido Madrid?
Podíamos haber empezado en cualquier parte del mundo, incluso en España, pero una serie de circunstancias personales me guiaban hacia Nepal. Fue una corazonada, sabía que allí hay mucho por hacer y que cualquier aportación sería de gran ayuda. Nada más llegar al país te das cuenta de sobreviven con lo básico, y tras el terremoto del 2015 una de sus principales fuentes de ingresos que es el turismo se debilitó, por lo que decidí colaborar eligiendo Nepal como destino.
¿Cómo es la situación actual en el
país tras el terremoto?
Primero visité la capital, Kathmandú, y desde mi punto de vista europeo pensaba que si aquello era la capital no podía a imaginar como iba a ser el resto del país. Según pasa el tiempo vas viendo todo con otros ojos y la situación se normaliza dentro de ti, aceptas que las calles no estén asfaltadas, que el alcantarillado y el alumbrado público sean inexistentes, y empiezas a amar el país.
Tras el terremoto algunas ciudades han sufrido cambios. Los templos que no se han caído presentan daños estructurales, al igual que las viviendas. A lo largo de las calles ves ladrillos amontonados y material de obra, constantemente se aprecia que todo se esta reconstruyendo. Es una pena muy grande, porque los templos que están en pie te dan una idea de lo maravilloso que era todo antes de la catástrofe. Aun así, aun quedan muchísimas cosas por admirar y explorar y desde aquí quiero invitar a todo el mundo que visite Nepal, un país que tiene muchísimo que ofrecer.
La idea principal fue recorrer parte de Nepal e ir actuando puntualmente en aquellos colegios que fuésemos encontrando de la mano de "Sonrisas y Montañas". Una vez en la zona norte del valle de Pokhara, en la zona del santuario del Annapurna, colaboramos con los colegios donando material escolar básico que comprábamos en tiendas locales para reactivar la economía de las zonas rurales.
De vuelta a la capital me esperaban Dawa y Kami, un matrimonio procedente del valle de Lantang (la zona rural más afectada por el terremoto que asoló el país en el 2015), para llevarme a su pequeño orfanato. Ellos, como muchas familias, habían tenido que buscar una nueva vida en un ambiente muy diferente al que estaban acostumbrados. El destino y una española les llevó hasta Kathmandú para cuidar a 4 niños de su misma región que se habían quedado huérfanos (actualmente el orfanato cuenta con 5 niños lo cual es una alegría porque eso significa que todo funciona bien). Dawa y Kami, junto con el director de "Sonrisas y Montañas", alquilaron la parte baja de una casita y con dinero procedente de donaciones españolas estaban criando a Jun Maya (4), Nima Dewan (5), Sanjeet (6) y Nima Nurpu (7) junto a sus 4 hijos mayores, que periódicamente duermen en la escuela para que sus padres se puedan hacer cargo de los pequeños.
¿Qué es lo que más te impacto cuando
llegaste al Orfanato?
Día tras día Kami y Dawa preparan el desayuno, llevan a los niños a la escuela, los recogen y esperan pacientes a que hagan los deberes mientras preparan la cena. El mejor momento del día es cuando llega la electricidad, todos salen corriendo y se sientan en frente de un viejo ordenador donde Dorce, el hijo pequeño de la familia, pone una película tras otra de su colección de CD´s piratas.
Nuestra acción en el orfanato consistía en ayudar a todos en sus tareas, acompañar a Kami a la compra, supervisar que hacían todos los deberes... pero detrás de esas acciones cotidianas teníamos una misión principal que consistía en fomentar la imaginación de los niños. Tras recorrer el país vimos algo que nos sorprendió: en las escuelas nepalís enseñan a copiar y copiar pero no a dibujar. Se copian números y se copian palabras que se deletrean letra por letra. Los niños saben decir verde pero no saben que color es el verde, y es que en el sistema educativo nepalí no se fomenta la creatividad.
Junto con Luis y Rocío, dos españoles que tras contarles el proyecto decidieron unirse a la gran familia de Kami y Dawa, preparamos a los niños juegos con globos de colores, comecocos y aviones de papel, todo para aprender a identificar los colores. Además su nivel de comprensión de inglés en tan solo 10 días mejoró increíblemente, y por no decir como habían cambiado ellos desde el primer día, ahora todo eran risas y besos.
La otra manera con la hemos ayudado a Kami y Dawa ha sido financiando una parte pequeña de su orfanato con el dinero recaudado con vuestras compras en Olvido Madrid entre los pasados meses de Diciembre´15 y Abril´16. Queremos dar las gracias a todas/os por vuestra desinteresada colaboración :)
¿Alguna anécdota destacable del
viaje?
He tenido muchos ángeles de la guarda en este viaje y en momentos muy difíles... ¡el karma existe!
¿Cómo resumirías esta experiencia?
Lo primero que me dijeron de Nepal es que iría por sus montañas y volvería por su gente. El país es precioso si sabes mirarlo con las "ojos" adecuados. Hay suciedad, tráfico y basura pero pasado un tiempo te das cuenta de que es un caos organizado, de que si escapas del bullicio de Kathmandú hay campos de maíz y bosques de bambú, el ritmo de vida es tranquilo, y ves montañas que nunca hubieses imaginado tan altas.
La cultura nepalí es muy rica, con gran influencia hinduista y budista en su arquitectura y costumbres diarias. Es difícil resumir todo lo que sientes cuando estas allí, todo es color, vida, gente en la calle, puestos de fruta recién cogida, niños en uniforme, templos, tikkas rojos en la frente, comerciantes...
De todo lo vivido me quedo con todo :) Admiro la fuerza que desprenden las personas, que son auténticos supervivientes y te hacen darte cuenta de que los problemas que nos suelen preocupar son más pequeños de lo que parecen. Admiro a Dawa, Kami y a su nueva familia, porque ellos me enseñaron lo que es el amor desinteresado. Admiro la belleza oculta del país, que te sorprende con templos en los patios de las casas y con la amabilidad de su gente.
En todos los aspectos ha sido una gran experiencia y sé que he quedado unida a este país a través de Dawa y Kami y su pequeña familia, que nos sigue necesitando y a la que ayudaremos siempre.
Después de esta experiencia, ¿crees
que se puede seguir ayudando? ¿Va Olvido Madrid a seguir colaborando con
proyectos solidarios?
Una acción puntual ayuda mucho pero nos hemos dado cuenta de que en ocasiones no es suficiente. Al igual que una corazonada nos llevó a Nepal algo nos ha unido al proyecto de Dawa y Kami. Ellos nos han pedido que no nos desliguemos del proyecto hasta que Jun Maya, Nima Dewan, Sanjeet y Nima Nurpu terminen la escuela y sean autosuficientes.
Necesitan una media de 6000€ anuales que se gestionan a través de la ONG "Sonrisas y Montañas". Olvido Madrid aportará su granito de arena a este proyecto con nuevas recaudaciones económicas para que estos niños tengan el futuro que se merecen. Sabemos que la unión de muchas aportaciones como la nuestra harán que Dawa y Kami puedan cuidar de estos niños, y queremos agradeceros de ante manos a todas las nuevas "ladies Olvido" por vuestras aportaciones, porque a poquitos todo es mucho más fácil.
Muchas gracias Beatriz por contarnos la experiencia personalmente, esperamos con ganas el próximo proyecto de Olvido Madrid.
· · ·
Comments
Post a Comment